Toco y nadie abre la puerta, grito y nadie escucha, será que no hay nadie detrás de tu puerta y estoy salo en la embajada de mi tristeza, reclamo a mi soledad y no me quiere escuchar, hablo con paciencia de anciano y nadie me quiere hachar la mano.
Voy tras esa ilusión que has cultivado en mi corazón y nadie me puede dar tu nueva dirección, juego el deporte de amarte y aun ganando pierdo tu amor en un instante.
Será que ya es hora de dejarte, pues mi corazón me dice que nunca es tarde, sigo del otro lado de la puerta, esperando que la abertura minima que hay en tu puerta se torne más grande y así ver que sucede detrás de esa puerta que divide, la felicidad de la tristeza.
Y después de tanto esperar. A que esa abertura se torne mas grande, pasan los años y para mi corazón si se hace tarde pues ya es viejo y no aguanta tanta soledad a la que esta expuesto de hoy en adelante.
Pues esa abertura con el pasar del tiempo se volvió más chica en ves de grande, no pudo descubrir que sucedía detrás de esa puerta, que hoy es la encrucijada de la muerte de un día y el comienzo de una noche larga que lo esperaba a la vuelta de la esquina y ya es tarde para mi corazón viejo y sediento de alegría.
El oficio sagrado...
Hace 10 años
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